Pamela López Pailla Ejecutiva de Proyectos

Pamela Elieth López Pailla, nació en Valdivia, de donde es su familia paterna, sin embargo su infancia la vivió en Panguipulli, donde provenían sus abuelos maternos. Realizó parte de su enseñanza básica en la Escuela Fiscal de Panguipuli, para terminar en la Escuela Arturo Prat de Temuco. La enseñanza media fue en el Liceo Pablo Neruda, luego entró a estudiar Agronomía en la UFRO, “principalmente porque era la carrera que en ese momento más relacionaba con la ecología, que es algo que siempre me ha gustado”, comenta.

Cuenta que luego de estudiar Agronomía en la UFRO, y hasta antes de entrar a trabajar en FUDEA, “mi vida laboral transcurrió siempre fuera de Temuco, esto debido a mi profesión, en que la principal fuente laboral es el trabajo en terreno en sectores rurales, con agricultores, en este sentido, principalmente trabaje en municipalidades y en ONGs de Desarrollo Rural”. Agrega que “particularmente recuerdo mi paso por la Fundación Instituto Indígena, dependiente del Obispado de Temuco, institución que fue reconocida por su trabajo multidisciplinario con la población rural mapuche.  Me contrataron para trabajar en la comuna de Cañete, en los inicios del Programa de Compra de Tierras de CONADI, por lo que en ese momento para mí fue un gran desafío asumir esta responsabilidad, luego por la misma Fundación emigre a la comuna de San Juan de la Costa, para trabajar con comunidades mapuches de la zona.  Sin duda esto fue muy importante para mí, ya que pude conocer realidades, que a la fecha no conocía”.

Su experiencia laboral continuó en Villarrica, también trabajando por dos años en terreno con población mapuche, para después emigrar a la región de Aysén, por un periodo de 5 años, especificativamente en la comuna de Rio Ibáñez. “Quizá esta fue la experiencia que más me enriqueció, porque además de las labores propias del trabajo, debí adaptarme a una realidad en cuanto al clima y personas totalmente distintas, por cierto el saldo fue muy positivo. Porque pude crecer no solo en la parte profesional, sino quizás fue más importante las amistades  creadas y que perduran al día de hoy”, asegura. Luego de volver a Temuco, emigró nuevamente, esta vez a la quinta región, a la Municipalidad de San Felipe y finalmente al municipio de Mulchen.

A FUDEA llegó el año 2019, “creo llegué porque las estrellas de cielo se alinearon para que esto sucediera, cosa que de verdad agradezco mucho.  Conocía  a FUDEA, sólo como un agente operador, pero no conocía lo más importante que es la calidad humana de la personas que trabajan acá”. 

En su vida personal, cuenta que “también siempre fui bien gitana, ya que recuerdo siempre que nos cambiábamos cada cierto tiempo de casa, ya que en durante toda mi vida estudiantil, viví siempre con mi familia en casa arrendada, por eso hoy día, agradezco que me quedan exactamente 4 meses para ser completamente propietaria de mi casa. Desde el año 2017 estoy, de manera permanente en Temuco, agradecida de las oportunidades que he tenido y siempre pensando en crecer en todo sentido”.

Se define como bastante crítica consigo misma, en cuanto a sus falencias, pero siempre intentando poner su mejor esfuerzo en lo que hace. “Una vez, estaba organizando un trafkintu (palabra en mapudungun que significa intercambio de semillas), un profesor con el que me tocó trabajar me dijo… usted hace todo con cariño… nunca se me olvido, quizá tenía algo de razón”, recuerda.

En cuanto a las personas que han sido importantes en su vida, “no puedo dejar de mencionar a mis abuelos tanto maternos como paternos, me marcaron mucho. No solo por el cariño recibido, sino por la lección de vida que vi en ellos. Nunca recibí consejos de ellos, pero vi lo que les tocó vivir, siempre enfrentando las dificultades de la vida, sin dar lugar a ningún tipo de abatimiento. Su resiliencia, y su fe inquebrantable en Dios, sin duda fueron sus grandes fortalezas”.

Pamela valora y da prioridad, a poder compartir con su familia y amistades, las veces que se da la oportunidad. “También debo confesar, que no soy buena para ver series, ni nada que se le parezca, eso porque de chica vi poca tele, por lo que no tengo la costumbre. La verdad lo que me gusta más es la lectura,  la literatura y la historia es lo que siempre más me gustó en el colegio. Bueno, también hago deporte dentro de mis posibilidades, el baile me gusta mucho. Pertenecí a un grupo de folclor patagónico mientras estuve en la región de Aysén, no era sobresaliente, pero lo disfrute mucho, tuvimos incluso unas presentaciones en la localidad de Los Antiguos, esto fue en Argentina, algo es algo. La verdad no quise seguir internacionalizando mi carrera, preferí quedarme en mi país…ja ja”, ríe.

“Hoy día, solo trato de vivir de la mejor forma el día a día, valorando lo que tengo, no implica que no tenga desafíos, pero aprendí que lo importantes es colocar nuestro mayor esfuerzo en el día a día, seguramente los frutos vienen solos. Soy una agradecida de la vida, he aprendido también a entender que los dolores y fracasos son necesarios, pero también hoy valoro lo que la vida me ha dado. Mi abuelo antes de morir, me miro con una sonrisa y me dijo que le había cumplido, por eso cada vez que tengo un pequeño logro, se me llenan un poco los ojos de lágrimas, porque su recuerdo está siempre presente conmigo”.