Max Ringele nació en Los Ángeles, sin embargo ha vivido desde muy niño en Chiloé, cursando su enseñanza básica y media en Ancud, para luego estudiar la carrera de Ingeniería Comercial con Licenciatura en Economía, en la Universidad de Concepción.
Con respecto a sus inicios en la vida laboral, cuenta que comenzó hace ya varios años, trabajando en Chilolac que en ese tiempo era una cooperativa lechera en Ancud, luego un paso breve en un proyecto de la Cooperación Belga para el mejoramiento del cultivo y comercialización de papas nativas en Chiloé, y después un período de 15 años en SERCOTEC, desarrollando diferentes programas y en paralelo un emprendimiento gastronómico en Castro que mantiene hasta el día de hoy.
“Conocí a FUDEA hace unos 8 años cuando postularon a una licitación de SERCOTEC y desde entonces he tenido relación con la Fundación, ya sea como contraparte técnica en SERCOTEC o luego prestando servicios y ahora trabajando en la supervisión de los Centros de Negocios y en programas con gobiernos regionales y siempre he destacado la preocupación constante de la Institución por el trabajo bien hecho y el cumplimiento de los compromisos, que son elementos que yo valoro mucho”, comenta.
Con respecto a sus expectativas y principales desafíos personales y profesionales, Max explica que “en los años de trabajo que llevo, siempre he tenido la suerte de desarrollar lo que para mi son trabajos con sentido, en que el objetivo final es el beneficio de personas que lo necesitan, ya que no es lo mismo trabajar por ejemplo para una tabacalera, que hacerlo en fomento productivo donde uno sabe que hasta el trabajo administrativo de revisar una rendición es parte de un proceso necesario para contribuir con un grano de arena en la generación de desarrollo. Este aspecto para mi es tremendamente importante y mis expectativas apuntan a seguir desarrollándome en este espacio de trabajo y ser cada vez más aporte para los demás”.
En cuanto a su vida personal, cuenta que vive con su esposa y sus tres hijas, aunque confiesa que a su hija mayor la ve poco ya que está en los últimos años de universidad. “Por estos días tengo 3 pasatiempos, ando en bicicleta cada vez que puedo, desde este verano me he dedicado a salir en kayak, para lo cual Chiloé tiene múltiples opciones de lugares para disfrutar, aunque el clima no siempre acompaña y me gusta también hacer trabajos en madera. Respecto a sueños, ver a mis hijas felices y preparadas para desenvolverse plenamente en los caminos que elijan en la vida”, puntualiza.