María Violeta Pizarro ingresó a FUDEA en agosto de 2016, para desempeñarse como profesional de apoyo en la Dirección Regional de SERCOTEC en la Región de los Lagos, donde FUDEA debía ejecutar el programa CRECE 2016. Cuenta que en un principio trabajó junto a un equipo pequeño, “fue cómodo incorporarme al equipo, las directrices y guías venían desde nuestra coordinadora en Temuco, Cristina Reyes” comenta.
La profesional cuenta además que su experiencia en la Fundación ha sido muy desafiante y gratificante, ya que “las exigencias han sido altas y se requiere de alto compromiso para sacar adelante los desafíos, desde el comienzo de mi desempeño en FUDEA he recibido la confianza para poder desempeñar mis funciones y nuevas tareas, lo que no ha estado exento de equivocaciones, pero siempre he contado con el apoyo para resolver dichas situaciones”. Asegura que lo más destacado del trabajo en FUDEA es la permanente orientación para hacer de la mejor forma el trabajo y obtener buenos resultados. “Entre los años 2016 a 2019, el equipo ha ido creciendo y afiatándose en términos de experiencia y desempeño, lo que nos ha dado pie como equipo Los Lagos para crecer aún más y enfrentar a partir del 2020 el desafío de trabajar en programas con mayor cantidad de beneficiarios” explica.
En el ámbito personal, María Violeta nacíó en la ciudad de Constitución, región del Maule, y su primera infancia la vivió en Chuquicamata, continuando luego su vida y estudios en Santiago, donde se tituló de Ingeniero Comercial de la Universidad de Santiago, siendo su primera experiencia laboral en el área de finanzas.
En general en su tiempo libre, le gusta disfrutar de actividades artísticas como espectadora, tales como teatro, conciertos, cine, también por temas de salud, desde hace 8 años practica de forma permanente la disciplina de yoga Kundalini.
“Como familia vivimos en la ciudad de Puerto Montt, desde el año 2007, con mi pareja Gastón, llegamos con un hijo de 7 años Daniel y aquí nació nuestra segunda hija Joaquina que hoy tiene 11 años, actualmente Daniel estudia Ingeniería en la ciudad de Santiago y desde hace tres años nos acompaña un gato. La vida en esta ciudad ha sido positiva en términos de la calidad de vida para nuestros hijos, tenemos una vida muy tranquila de compartir mucho con el núcleo familiar. Mis padres viven en Santiago, son muy mayores por lo que también trato de estar presente para ellos lo que más pueda”, comenta.
En lo laborar, dice que le gustaría poder desempeñarse en actividades relacionadas con la gestión del reciclaje, “este es un tema que me preocupa mucho, el manejo de los desechos que generamos”. En lo personal a futuro, espera poder vivir cerca del mar, en algún lugar de la zona central de Chile.